Conoce tu enfermedad

La enfermedad coronaria es la enfermedad del corazón más frecuente. Se trata de un estrechamiento de las arterias coronarias, las arterias que aportan la sangre al propio corazón por una afección llamada arterioesclerosis. La arterioesclerosis Se produce por la formación de placas de grasa y otras sustancias en la capa interna de la pared de la arteria.

 

Es una enfermedad asociada al estilo de vida que llevamos en los países desarrollados y los factores que la desencadenan son lo que llamamos factores de riesgo cardiovascular, la hipertensión arterial, colesterol, diabetes, tabaco, obesidad y estilo de vida sedentario. Corrigiendo estos factores de riesgo controlables hasta un 80% de los infartos de miocardio pueden ser evitados. Otros factores de riesgo no son controlables, como la edad avanzada, sexo masculino y antecedentes familiares de enfermedad coronaria prematura en miembros de la familia.

El síntoma habitual de esta enfermedad es el dolor de pecho. El dolor puede ser muy distinto en cada persona, pero lo más habitual es una opresión en el centro de pecho, que se puede irradiar a hombro y brazo izquierdo, mandíbula o espalda. Dolores más atípicos son comunes en ancianos, mujeres o pacientes diabéticos. Otros síntomas pueden ser dificultad para respirar, sudor frío, naúseas y vómitos, mareo o desmayo.

Cuando la obstrucción de la arteria es parcial. Se produce angina de pecho, generalmente se desencadena al hacer esfuerzo y cede con el reposo en escasos minutos.

 

Cuando la obstrucción de la arteria es total, en relación a una trombosis, se produce necrosis (muerte de células cardiacas) y hablamos de infarto de miocardio. El dolor en este caso ocurre en reposo y es mantenido durante más de 20 minutos y con más sensación de gravedad, tanto por la percepción del paciente, como por las respuestas urgentes que habitualmente provoca en el entorno sanitario que lo atiende. La necrosis del territorio que se queda sin riego sanguíneo es progresiva y el daño aumenta con el tiempo. El tiempo de reacción en este caso es vital, cada minuto perdido aumenta el riesgo de secuelas y mortalidad. El daño se puede interrumpir si el miocardio vuelve a recibir sangre por medio de procedimientos que desatascan la arteria bloqueada, mediante trombolisis (un medicamento intravenosos que disuelve el coagulo) ó angioplastia (desatascar la arteria mecánicamente a través de catéteres). Por este motivo, es fundamental que una persona con un infarto en evolución llegue al hospital lo antes posible, idealmente en 1-2 horas.