Conoce tu enfermedad

La sensación de ahogo, fatiga, cansancio o dificultad respiratoria al realizar esfuerzos como pueden ser subir cuestas o escaleras, andar deprisa, puede ser el síntoma inicial de múltiples patologías. Pero si además se acompaña de piernas o tobillos hinchados, distensión abdominal, dificultad para respirar acostado precisando colocar varias almohadas para dormir, necesidad de sentarse o levantarse rápidamente a la ventana por sensación de ahogo, es probable que padezcas un cuadro de insuficiencia cardiaca.

¿Qué es la insuficiencia cardiaca?

La insuficiencia cardiaca (IC) es una patología cada vez más frecuente en nuestro medio, tradicionalmente se define como una alteración en la estructura o función cardiaca que hace que el corazón no sea capaz de aportar el oxígeno suficiente a los tejidos. Es decir, el corazón no consigue bombear la sangre al ritmo que necesita nuestro cuerpo, ya sea por una anomalía en el corazón o bien porque aumenten las necesidades metabólicas de nuestro organismo.

Para valorar la fuerza o capacidad contráctil del corazón solemos medir la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI). La FEVI es el porcentaje de sangre que expulsa el ventrículo izdo. en cada latido, se considera normal por encima de 50-55%. Según este parámetro se clasifica a la insuficiencia cardiaca en 3 grupos:

  • IC con FEVI preservada: FEVI > 50%
  • IC con FEVI intermedia: FEVI entre 40 y 49%
  • IC con FEVI deprimida: FEVI < 40%
Síntomas

Como consecuencia aparecen los síntomas, al fallar el corazón

  • Se acumula líquido en el pulmón, «se encharcan los pulmones» y da lugar a la sensación de ahogo o dificultad para respirar tanto al andar como acostado, o incluso en reposo.
  • Se acumula también líquido en el hígado, en las asas intestinales, puede dar una sensación de «estar hinchado» con aumento en el perímetro abdominal, se puede notar por ejemplo al poner el cinturón, una falda o un pantalón, queda más apretado.
  • Se acumula líquido en las zonas más declives del cuerpo que suelen ser las piernas, empezando habitualmente por los tobillos pero pueden llegar a las rodillas e incluso, en casos severos, hasta los genitales.

Todo esto que supone «retención de líquidos» se va a traducir en un aumento de peso en poco tiempo.
Pero al no llegar sangre de forma adecuada al resto de órganos se pueden asociar otros síntomas como cansancio, mareos, confusión…

Diagnóstico

Si presentas alguno de estos síntomas, debes ser valorado por un médico para considerar este diagnóstico: Tras una valoración clínica (síntomas y exploración física) se realizará también una analítica sanguínea, un electrocardiograma y una radiografía del tórax. En algunas ocasiones, con ayuda de estas pruebas, puede ser suficiente para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento. Sin embargo, habitualmente se recomienda la realización de un ecocardiograma.

El ecocardiograma es una prueba similar a la que se realiza en el seguimiento de las embarazadas, pero en lugar de ver el feto, se ve el corazón. Es esta una prueba segura, no invasiva. No emite radiación ya que utiliza ultrasonidos y se puede repetir cuantas veces sea necesario. Es una prueba muy útil, ya que podemos ver en directo el movimiento del corazón desde distintos ángulos:

  • Permite identificar zonas que no se mueven, o se mueven mal, como consecuencia de un infarto de miocardio previo o una enfermedad del músculo cardiaco.
  • Podemos ver cómo se mueven y funcionan las válvulas: en el corazón hay cuatro válvulas, son como puertas que se abren y cierran de forma automática con el ritmo cardiaco permitiendo que la sangre pase de una cavidad a otra y así avance. En ocasiones las válvulas se estrechan dificultando el paso sanguíneo y hablamos entonces de estenosis (la más frecuente es la estenosis aórtica); en otras ocasiones el problema es que no cierran bien y la sangre vuelve atrás, hablamos entonces de insuficiencia valvular (la más frecuente, la insuficiencia mitral).
  • Nos permite identificar anomalías congénitas, tumores, etc.

Esta prueba permite al cardiólogo establecer un diagnóstico más preciso y elaborar un tratamiento más personalizado.